Cuando Uruguay se volvió el primer país del mundo en regularizar y controlar el mercado de marihuana, solo la cuarta parte de la población estaba a favor de la iniciativa. Una década después, casi la mitad de los adultos están de acuerdo con el paso dado.
Son los resultados de la primera encuesta de El Observador en conjunto con la Unidad de Métodos y a Datos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República y el estadístico Juan Pablo Ferreira (Instituto Nacional de Estadísticas y Facultad de Ciencias Económicas y istración). Participaron más de 5.000 encuestados, representativos de la población uruguaya mayor de edad.
“Previo a la implementación de una política pública, es frecuente que se hable de las consecuencias negativas y los temores. A medida que la política avanza, y siempre y cuando no se constaten esas consecuencias, la sociedad suele ir aumentando su aceptación”. Pasó con el matrimonio igualitario, con la despenalización del aborto, y la marihuana, explica el politólogo Fabricio Carneiro, uno de los autores de la investigación.
Esa puede ser (parte) de la explicación de por qué los uruguayos son, en su mayoría, aún reacios a regularizar las drogas "más duras". Ni siquiera las drogas psicodélicas, que son consideradas el "siguiente paso en el proceso de regulación" y que ya son legales en una veintena de países, reciben la adhesión de la mitad de los encuestados. Mucho menos la pasta base, a quien la población —sin importar su voto, edad o nivel educativo— sigue viendo como "un veneno" que debe permanecer en la ilegalidad.
Uno de las dudas que había previo a la aprobación de la ley de marihuana era: ¿incrementará el consumo? Para los encuestados por la academia y El Observador, diez años después es claro: el 64% considera que aumentó algo o mucho.
La percepción no siempre es lo que sucede: puede que ahora es más visible, o que la vecina note la facilidad del en la fila de una farmacia. Pero, en este caso, la opinión pública es coincidente con lo demostrado por el Observatorio Uruguayo de Drogas: hubo un incremento del consumo declarado.
Eso, sin embargo, no necesariamente es fruto de la regulación. O, mejor dicho, es imposible saberlo. Chile tuvo un incremento similar sin regular. Y el cannabis pasó a ser una droga más aceptada —y por concatenación con menor percepción de riesgo— a escala global.
Tal vez el aumento del consumo es una de las razones por la cuales cuatro de cada diez uruguayos entienden que el mercado regulado está funcionando mal o muy mal. Son solo tres de cada diez los que creen que funciona bien mientras hay otros tres que no saben o no contestan.
De otras drogas
Cabildo Abierto aprobó este fin de semana su programa de gobierno. Y en referencia al mercado de drogas propuso “tomar las medidas necesarias para la progresiva derogación de la ley” que regula y controla el mercado de drogas.
No solo eso, los cabildantes también apuntaron contra la ampliación de la legalización de otras drogas. Su postura dista de la ya planteada por el Frente Amplio, el Partido Independiente y parte del Partido Colorado.
“Promover a nivel regional e internacional, la revisión de políticas de drogas a efectos de consolidar el paradigma de regulación de mercados y de derechos humanos”, reza el programa frenteamplista. Y el primer mercado que está en esa agenda, según dijo el expresidente de la Junta Nacional de Drogas e integrante de la unidad temática del Frente Amplio que discutió el tema, Diego Olivera es el de los psicodélicos (hongos, LSD, MDMA, etc). “Tiene que ser en un camino similar al de la marihuana. Se puede avanzar con los hongos sobre todo con fines terapéuticos”, agrega Olivera.
La encuesta realizada por El Observador y los académicos de la Udelar muestra que el voto (la política partidaria) es uno de los grandes diferenciales en cómo se analiza la temática.
El hallazgo es consistente con lo visto cuando El Observador les preguntó a los legisladores (los senadores y diputados actuantes) sobre el avance hacia la regulación de todas las drogas. Dentro del oficialismo hay más resistencia que entre la oposición. Pero, más allá de este clivaje, dos tercios de los integrantes de la Asamblea General están de acuerdo o muy de acuerdo con el humo blanco a una política menos prohibicionista.
“Desde la implementación de las políticas prohibicionistas cada año se producen, venden, compran y consumen más drogas ilegales; sin contar los enormes perjuicios que suponen para América Latina los mercados ilegales”, explica a El Observador el asesor del Ministerio del Interior, el colorado Diego Sanjurjo. Que el prohibicionismo haya fracasado no quiere decir que existan alternativas mejores pero, dice Sanjurjo, es “racional que los legisladores estén abiertos a nuevas posibilidades”.
¿Por qué existe una mayor aceptación entre los legisladores que en la población en general? La respuesta podría estar en la variable que más incide en la posición sobre la regulación de las drogas: el nivel educativo. La ecuación es sencilla: a mayor formación, más aceptación.
Narcotráfico y regulación
Ante la pregunta sobre cuál es la principal opción para disminuir el narcotráfico y el consumo hay dos grandes bloques con diferentes énfasis. Cuatro de cada diez cree que hay que aumentar la represión y otros cuatro creen que es necesario aumentar la prevención y educación. Solo el 16% cree que el camino de la regulación es el mejor para atacar al narcotráfico. Y el 1% continuaría con las políticas actuales.
Ni siquiera quienes en 2019 votaron por la fórmula presidencial liderada por Luis Lacalle Pou continuarían con las políticas actuales para combatir el narcotráfico (menos del 2% lo haría).
Por el contrario, más de la mitad de los votantes de la coalición apuesta al incremento de penas para los narcos.
Encuesta con rigor científico
Por primera vez se aplica a nivel masivo en Uruguay un monitoreo de la opinión pública con encuestas no probabilísticas que permiten inferencias a través de modelos alternativos.
Este proyecto de encuestas —anónimas y cuyos datos no son usados con otros fines que académicos y periodísticos— es una apuesta a la innovación en la aplicación de nuevos modelos de investigación social, la confección de trabajos comunicacionales de calidad e independientes (no reciben apoyo de empresas ni de políticos), y la elaboración de documentos académicos que permiten generar conocimiento.
Para este primer sondeo fueron encuestados 5.357 voluntarios, entre el 6 y el 24 de junio de 2024.
Aquí puede conocer la ficha metodológica completa.
Aquí puede descargar las tablas de resultados.
En breve se implementará la segunda encuesta. Todos pueden volver a responder y participar por pasajes a Buenos Aires.