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14 de junio 2025 - 5:00hs

Los científicos suelen repetir que la plataforma marítima uruguaya es rica en recursos y ecosistemas pero su conocimiento es escaso porque no suelen tener los medios para explorarla en profundidad.

Montar laboratorios en un barco y pasar algunas semanas en altamar investigando lo que hay en las aguas uruguayas es muy poco habitual. Se hizo parcialmente hace 15 años y volverá a hacerse ahora cuando 37 científicos (entre biólogos, oceanógrafos, arqueólogos y técnicos en robótica) se embarquen para una expedición que es considerada “un hito” para la ciencia uruguaya.

Partirán en agosto en una misión que se denomina “Uruguay sub200: viaje a lo desconocido”. Es un programa de exploración marina impulsado por instituciones científicas y académicas que tiene como objetivo avanzar en el conocimiento de los ecosistemas marinos profundos.

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Lo harán a bordo de un buque científico denominado Falkar (too), uno de los más avanzados del mundo y que pertenece al Schmidt Ocean Institute, organización sin fines de lucro fundada por el exejecutivo de Google, Eric Schmidt.

El equipo científico está liderado por los investigadores Alvar Carranza (CURE) y Leticia Burone (Facultad de Ciencias), quien dijo a El Observador que la campaña será un antes y un después ya que, por ejemplo, permitirá a los biólogos estudiar los organismos que viven en el fondo del mar, muchos de los cuales pueden ser especies no conocidas que estén tanto visibles como microscópicas.

Como la expedición es muy cara –movilizar solo el buque cuesta US$ 3 millones– para aprovechar el tiempo los científicos se turnarán para trabajar las 24 horas del día. En total harán 50 paradas en puntos estratégicos entre los 200 y 3.500 metros de profundidad. La mayoría de los investigadores serán uruguayos aunque también habrá brasileños, argentinos, chilenos, ses y alemanes.

Burone consideró que los hallazgos permitirán una “mejor planificación espacial marina”.

El buque tiene ocho laboratorios e incluye un submarino robótico denominado ROV SuBastian que puede ser operado remotamente. Tiene una capacidad de inmersión de 4.500 metros y transmitirá en vivo por YouTube en calidad 4K.

Embed - Serendipitous Discovery | Searching for New Species in the South Sandwich Islands

“Será nuestros ojos y manos en el océano. Tiene brazos, se mueve y puede recoger muestras de organismos y sedimentos. Puede manipular el material con precisión quirúrgica, obtener muestras sin destruirlas”, dijo Burone.

Al contar con equipos y sensores modernos, el submarino puede reconstruir el relieve submarino “a escala milimétrica” junto con sondas que permiten conocer la temperatura, la salinidad y los escapes de gases en el fondo del mar. “Puede documentar las especies en su propio hábitat en las profundidades, algo que es muy difícil de poder observar”.

Los oceanógrafos que trabajan en áreas de geología y geofísica estudiarán las características del sedimento y el relieve del fondo marino. También podrán estudiar las corrientes de fondo y las masas de agua.

Además, Burone señaló que viajarán arqueólogos submarinos que buscarán naufragios y vestigios humanos en el fondo del mar.

Una de las paradas será para reunir información sobre el Destructor, el buque de la Armada hundido en 1995. Otra será para observar los “montículos de corales” de aguas profundas que funcionan como registros naturales del clima del pasado. También se detendrán a explorar seis cañones submarinos.

Plásticos y cambio climático

Uno de los objetivos será evaluar el impacto de la contaminación por plásticos en comunidades profundas, mientras que otro será analizar la influencia del calentamiento oceánico y cambios en las corrientes en la conectividad ecosistémica.

Entre los resultados esperados, los científicos esperan poder contar con mayor información para fortalecer las políticas de conservación marina y ordenamiento espacial, contar con una base científica para la protección de áreas sensibles y evaluar la “salud” del ecosistema en relación con el cambio climático.

Burone destacó que la expedición permitirá generar datos inéditos sobre la biodiversidad marina uruguaya, registrar y monitorear hábitats vulnerables o únicos y comparar las condiciones actuales con datos históricos como el HMS Challenger, la expedición científica de la zona realizada por la Marina Real británica en 1858.

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