Durante el primer año de gestión de Javier Milei, la clase media argentina enfrentó un fuerte deterioro en su poder adquisitivo y en su estilo de vida, según un informe de la Universidad de Buenos Aires.
El mismo indica que el reordenamiento de precios relativos, con un salto abrupto en tarifas y servicios esenciales, obligó a las familias a rediseñar sus canastas de consumo, sacrificando bienes y actividades históricamente asociadas a su identidad social.
Según el Centro RA de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, el 59% del gasto de los hogares en 2024 se destinó a servicios, diez puntos más que el año anterior. Esto se debe, mayormente, a que los servicios se encarecieron 33% más que los bienes. En paralelo, los salarios crecieron, pero no lo suficiente. Para mantenerse dentro de la clase media, un hogar necesitaba aumentar sus ingresos un 125% durante 2024, pero el alza promedio fue del 119%.
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El Centro RA de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA realizó un informe que analiza la clase media en el gobierno de Milei
Cambio en los hábitos de consumo
Esta presión sobre los ingresos se tradujo en un cambio drástico en los hábitos de consumo. En CABA, el gas subió 631%, el transporte 707%, la electricidad 390% y el agua 350%. Mientras tanto, el gasto en alimentos subió 129% y los lácteos —uno de los rubros con mayores aumentos— apenas llegaron al 174%.
El golpe se sintió también en el esparcimiento. Las ventas en shoppings cayeron 24% y rubros como librería y papelería se desplomaron 57%. La capacidad de sostener consumos aspiracionales —desde una cuota de gimnasio hasta un viaje en tren a Mar del Plata— se redujo notablemente.
Nuevos datos de inflación
A pesar de una desaceleración inflacionaria, los datos del IPC de mayo muestran que los servicios aún presionan fuerte: subieron 2% frente al 0,8% de los bienes. El nivel general de la suba de precios fue de 1,5% a nivel nacional, con una variación interanual del 43,5%. Mientras tanto, la inflación núcleo avanzó 2,2%, los estacionales retrocedieron 2,7%, traccionados por bajas en verduras y otros contextos.
En ese contexto, el valor de la canasta básica alimentaria (CBA) fue de $161.907 por adulto, mientras que la canasta básica total (CBT), que define el umbral de pobreza, ascendió a $359.425. Para un hogar tipo de cuatro integrantes, la CBT superó el millón de pesos. Frente a esos valores, el ingreso promedio mensual de la clase media —según el informe del Centro RA— se ubicó en torno a los $572.000, una cifra que apenas alcanza para cubrir una canasta básica total completa. Esta situación refleja un deslizamiento de sectores medios hacia niveles de vulnerabilidad, incluso en aquellos casos en los que nominalmente sus ingresos crecieron.
Con una estructura de consumo más enfocada en cubrir necesidades básicas, la clase media resignó calidad y bienestar. La recuperación salarial de fines de 2024 fue, en los hechos, insuficiente para compensar el ajuste. El "efecto tijera", según lo denominan en el reporte de la UBA, sigue abierto: los precios suben de un lado, los ingresos corren desde atrás.
Ingresos: cuánto gana y cuánto necesita la clase media
Durante el tercer trimestre de 2024, una persona debía tener ingresos mensuales de entre $372.000 y $1.192.000 para ser considerada parte de la clase media en Argentina. Esto implica que, para mantener esa posición social, los ingresos debieron aumentar un 125% desde el inicio de la gestión de Javier Milei.
Sin embargo, según el informe de distribución del ingreso del INDEC, el ingreso promedio total individual a nivel nacional fue de $339.662 en el cuarto trimestre de 2024, con una mediana de $250.000, valores aún por debajo de los umbrales de clase media establecidos por el Centro RA de la UBA.
Este deterioro se combinó con una mayor carga de gasto fijo: más de la mitad del ingreso se destinó a servicios como transporte, gas, luz y agua. En ese contexto, el aumento nominal del salario no fue suficiente para sostener el nivel de vida tradicional de este segmento social.