Él y González hablaron sobre su flamante ciclo, sobre las críticas que recibieron antes de empezar Sin piedad, sus respectivos trabajos mediáticos, y qué implica tener un programa en el canal de Paco Casal.
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Cuéntenme el origen de Sin Piedad. ¿Cómo aparece este proyecto?
Eduardo Preve: Hace tiempo que estaba buscando una propuesta televisiva. Aunque este programa también va a salir en vivo a través de YouTube. Llegamos a un acuerdo con VTV y así nació Sin Piedad, después de un montón de conversaciones, idas y vueltas, y armado con gran parte del equipo de los que estábamos el año pasado haciendo Otro Streaming. Y para mí es particular porque es la primera vez que voy a salir frente a cámaras. Diego me dice que me quede tranquilo, pero no es lo mismo que hacer un streaming, o salir por YouTube como pasa con la radio.
¿Fue de alguna manera la continuación de la experiencia del streaming que habían hecho juntos?
Diego González: Sí, aunque no tiene nada que ver. Ninguno tenía experiencia cuando hicimos el streaming, fue un proyecto que terminó siendo algo raro, porque no esperábamos tener ninguna repercusión. Para que te hagas una idea, hasta 10 minutos antes del primer programa no lo íbamos a hacer porque no podíamos lograr que anduvieran los equipos. Pusimos un tutorial de YouTube de un peruano, y así salimos. Y terminó con buenos números, había un interés y la gente decía que salíamos bien los tres juntos. Fue muy divertido, pero cuando empezó a ganar notoriedad, dijimos “hay que poner más estructura”. Y terminó desembocando en un programa de televisión.
EP: Fluyó una energía propia que se fue dando, y para este proyecto no queríamos hacer un streaming en televisión. Para mí faltaba una propuesta periodística diferente, ni mejor ni peor, solo diferente. El programa va a ser siempre un primer bloque con una investigación propia, en el segundo un contrapunto entre una voz del oficialismo y otra de la oposición, aunque en alguna circunstancia, si hay una figura muy fuerte, va a ser una entrevista mano a mano, y el tercero un que lo van a integrar Daiana Abracinskas, bastante polémica y polemista, un rol que le ha gustado; Javier Máximo Goñi, hombre de fútbol y de pueblo, y Maxi Pérez, que va a ser un poco el representante del público, la voz de don José y doña María. Creo que hay mucho material para poner en pantalla. Ya hemos tenido las primeras críticas también, algunas muy férreas.
Hubo un tuit de la senadora Graciela Bianchi, que dijo que el programa era una “operación enchastre” de la izquierda, y dijo que ustedes dos “están desacreditados, pero sirven para los fanáticos no pensantes”. ¿Cómo recibieron ese mensaje?
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DG: No había ni empezado el programa todavía.
EP: Imaginate, ya generaste tanto ruido antes de arrancar. Nosotros estamos enfocados en lo nuestro.
DG: A mí cuando charlamos con la gente de VTV, una cosa que me gustó, más allá del equipo, fue lo que dijeron de lo que ellos aspiraban de los programas que tienen en su grilla, que era la popularidad. Eso me parece súper interesante, sobre todo cuando se habla de un producto periodístico. Creo que a veces nosotros, que estamos informados por nuestro trabajo, pensamos que todo el mundo está igual de informado y no, la gente no está informada, por lo menos no al nivel de alguien que está en este mundo, entonces creo que a veces caemos en el error de dar por sentado una cantidad de cosas, capaz porque hay poco tiempo, es difícil contextualizar cada vez que vas a decir algo. Pero tratar de que la comunicación sea lo más popular posible para abarcar, para que el tema resulte entretenido también, me pareció un hallazgo. Y me pareció que apostar a eso, está bueno. Tengo la aspiración de que sea la conversación en la parada del ómnibus, a ese nivel de popularidad. Que la gente hable de los temas que nosotros queremos, obviamente hay una parte editorial que tiene el programa, Eduardo elige las investigaciones, se eligen los invitados, pero no queremos hablar solo nosotros, sino que se genere una charla sobre el tema. Queremos volver a generar ese interés por la actualidad.
Además de que no es muy habitual en la televisión uruguaya actual ver investigaciones periodísticas, capaz por falta de tiempo o recursos.
EP: No es habitual, y lo pensamos no solo por el lado de “cómo te afecta esto” que investigamos, sino también por plantear comparaciones, si el gobierno malvendió un bien, qué podría haber hecho con ese dinero para la gente de la zona, buscar el reflejo en lo cotidiano. Creo que la experiencia de Otro Streaming nos sirvió para entender eso de la popularidad, porque llegamos a hacer hasta canciones con temas de la campaña electoral del año pasado.
DG: Otra de las cosas que a mí en lo personal me sedujo de cómo se armó la propuesta era que hoy estamos viendo mucha endogamia informativa. Sale un tema y todos vamos atrás del mismo tema y estamos dos semanas hablando de eso. La posibilidad con las investigaciones de Eduardo es generar una agenda propia para tratar de balancear. Si hay un tema como la muerte de Mujica obviamente vamos a hablar de eso, pero no vamos a estar dos semanas hablando del instituto de colonización, o de la Biblioteca Nacional, o de si un tipo pagó o no la contribución.
Además de las investigaciones, plantean este bloque de contrapunto entre una figura del oficialismo y otra de la oposición ¿Eso viene de una intención de ustedes de sostener cierta ecuanimidad, las famosas dos campanas?
DG: Creo que lo divertido es recuperar la discusión. Está lleno de gente enojada, y nosotros no vamos a invitar gente para que se enoje, la idea es que sobre los temas que nosotros planteemos haya opiniones diferentes para que sea entretenido. En lo personal, esa cuestión del equilibrio, de que si llevás a uno de Nacional tenés que llevar a uno de Peñarol, me parece una estupidez. No tiene nada que ver con la imparcialidad, es simplemente pagar una autoculpa de “decir che trajimos dos del Frente Amplio, el programa que viene hay que traer a dos blancos porque si no se van a enojar". Si la actualidad te implica que durante tres programas seguidos lleves a gente del Partido Nacional, y bueno, mala suerte. Pedir imparcialidad es una cuestión medio superficial, si te obligás a mantener ese equilibrio estás yendo contra lo que tenés ganas de hacer. La idea del contrapunto no es que se pongan de acuerdo, la idea es que piensen diferente, para que sea más rico, pero no que se peleen, esa cuota ya está cubierta, queremos argumentos.
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Diego lo mencionó antes, lógicamente un programa periodístico tiene una línea editorial, hay una selección de contenidos, de donde poner el foco, a quién invitar. ¿Cómo describen la línea editorial de Sin piedad?
EP: Ahí la culpa es de Preve (risas). Lo que investigo es en base a lo que me va llegando, no porque venga de tal lugar o vaya contra aquel. Tuve la suerte de que empecé a hacer La tapadita en M24 y me empezaron a llegar datos para investigaciones. Eso fue durante el gobierno anterior, y llegaron muchas denuncias vinculadas a presuntas irregularidades del gobierno anterior, de hecho hay todavía material por sacar, así como hay material que tuve que descartar porque no había pruebas. Yo siempre pido documentos. Pero si el día de mañana me llega algo de la Intendencia de Montevideo, por ejemplo, y hay documentos, iría por ese lado. Muchas de las informaciones que me llegaron en el gobierno pasado eran o de dirigentes nacionalistas o de blancos que estaban indignados con lo que estaba pasando. Lo que pasó en Lavalleja con el intento de fraude, vino todo de voces del Partido Nacional y del Partido Colorado, hablando de un intento de fraude para que no ganara el Frente Amplio.
DG: Siempre está eso de “ah, y ¿por qué no hablas de tal cosa?”. ¿Y por qué tendría que hablar de lo que vos querés? El programa es este, no podemos hacer programas personalizados.
EP: Conseguir documentos ya es difícil, pero investigar periodísticamente lleva muchas horas, lleva sábado, domingo, madrugada, porque sobre todo hay que tratar de respaldar con documentos. Yo le tengo un poco de temor a hablar de “fuentes”, porque muchas veces se escudan ahí, y si vos vas contra la honorabilidad de una persona, y no tenés documentos, quedás expuesto. Acá vamos a tratar de respaldar todo con documentos.
Diego, ¿cómo coexiste la persona que está en TV Ciudad haciendo un programa vinculado al humor como La aldea con el que presenta un programa periodístico? ¿Se pueden compaginar las dos cosas?
DG: Sí, claro, soy el mismo. Yo tengo el enorme privilegio de que hace muchos años en el trabajo me piden que haga de mí. Entonces, cuando me llamó la gente de VTV, sabían a quién estaban llamando. Me voy a tener que aguantar muchas veces, porque el humor es una herramienta divina para descomprimir, pero a veces rompe los huevos. Entonces no es un programa de humor, pero si tratar de que sea entretenido. Es un producto televisivo, entonces tiene que verse lindo, estar bien iluminado, escucharse bien y ser entretenido.
Y vos Eduardo, de un tiempo a esta parte, pasaste de estar detrás de cámaras, como director de noticieros, a estar mucho más expuesto, en redes, con la radio, ahora por primera vez conduciendo un programa de televisión. ¿Cómo te llevás con ese viaje profesional de pasar a ser un nombre conocido y una figura pública?
EP: Ha sido un viaje raro y me da un poco de vergüenza. En el fondo me gusta que en la calle me griten “¡vamos Preve!” desde un camión, pero me da vergüenza. Me piden fotos y me resulta raro, pero me he acostumbrado. No me gusta, pero es una pérdida de anonimato que lamentablemente tengo que aceptar, es la ley de la vida. Lo que más me divierte es cuando mis hijos ven algún video en TikTok o en Instagram y me dicen “¿papá, ¿qué haces ahí?”, explicarles que no todos piensan como papi cuando ven algún comentario.
DG: ¿Te preguntaron quién es Graciela Bianchi?
EP: Sí, me han preguntado. Les expliqué que es una senadora, en aquel momento parte del oficialismo, que defendía al gobierno y papá había hecho algunos informes críticos con el gobierno, que a ella no le gustaban y tenía una forma particular de ser.
DG: Ay, que educado.
EP: Les doy esa explicación, por más que por dentro pueda pensar otra cosa, para que formen su opinión por sí mismos. “¿Por qué se encargó de vos?”, y les digo que fue en sentido figurado, porque quiero que en la vida se formen su propia visión del mundo en el que viven, no los voy a tratar de voltear a ningún lado, sino que aprendan de su propia experiencia. Y eso es lo más rico que me ha traído el ser una figura pública. Yo con las críticas me divierto, para mí son combustible, y estoy preparado para esas cosas. Pero la notoriedad me ha servido para compartir algunas cosas que a veces mis hijos no entendían de lo que yo hacía.
Tu crecimiento como figura pública viene de la mano de tus investigaciones, muchas veces vinculadas, como vos lo dijiste, al gobierno pasado. Ahora, de hecho, la primera investigación de este programa que estrenaron también tuvo que ver con el gobierno de Luis Lacalle Pou y la venta de un terreno del Estado a un empresario brasileño. Y aparecen estas voces que dicen, “está flechado, operador”. ¿Cómo respondés a esos comentarios?
EP: No lo tomo como una acusación, lo tomo como una crítica, valedera, hay gente que puede opinar diferente. Pero yo invito a que vean, de las investigaciones de La Tapadita, ningún contenido ha sido desmentido. Si yo de diez errara nueve y termino en un juzgado, no tendría ninguna credibilidad. Pero si bien han sido objeto de crítica, no han sido desmentidas. El trabajo habla por sí solo. Y si no, ¿Qué quieren, que no lo haga? Yo agarré ese nicho de mercado, lo vi libre y aproveché. Nosotros los periodistas no estamos para juzgar, estamos para informar. Si alguien dice “la Justicia no hizo nada”, cuestión de la Justicia. A veces hay cosas que son éticamente reprobables, pero para la justicia no son delitos. Nosotros no somos auxiliares de la Justicia, somos periodistas, tenemos que informar al público.
Sin piedad sale por VTV, canal de la empresa Tenfield y por lo tanto de Paco Casal, en un año en el que el tema de la renovación de derechos de transmisión del fútbol uruguayo está en el centro. ¿Eso influye en algo para ustedes?
EP: Nosotros no trabajamos para Paco Casal. El contrato dice que la línea editorial es nuestra, porque en realidad el programa es nuestro.
DG: Si lo pensás así, ¿dónde podés laburar? Yo laburo en TV Ciudad, entonces “no, porque laburas para la Intendencia”, laburo en VTV, “eh, Paco Casal”, en el 4 laburás para Romay… ¿Dónde mierda querés que labure? Yo me dedico a esto, en algún lado tengo que trabajar. Es una cosa rara. Hay como una fantasía, no sé cómo la gente llega a esas conclusiones: “los de Canal 10 son comunistas, los de Magnolio son comunistas”. Hijo de puta, agarrá Google. Creo que usan el comunista como un genérico, pero para los dos lados. ¿Cómo llegaron ahí, a que los dueños de esos medios son comunistas? ¿Qué información tienen? Ni ChatGPT te tira esa.
EP: Estaría buenísimo entrevistar a Paco en el programa. Lástima que no da entrevistas.
DG: ¿Ni aunque trabajemos en el canal?
EP: Daría para un programa de 24 horas. Pero no.
DG: A mí me da lo mismo. Creo que hay un fenómeno, que es de redes sociales, de muy poquita gente pero que se amplifica porque pensamos que todo pasa por ahí, de pensar quién está atrás de los medios y que todo es una conspiración. Descansen un poco, relajen, no es tan complicado. Miren los programas y se van a dar cuenta. A mí me pasó con La letra chica. Me preguntaba “¿esta gente no está mirando el programa, no?”, sino no dirían lo que decían. Fue uno de los programas más aburridos que hice en mi vida, era gente hablando en un ambiente muy relajado. Y la gente tenía ganas de decir cosas y aprovechaba, pero no tenía nada que ver con la realidad. Pero bueno, si se entretienen con eso, la libertad es libre.