Una pregunta casual, inocente, cotidiana, dispara en una mujer una crisis existencial, cuando se da cuenta de todos los personajes que cumple en su vida cotidiana, de los roles que interpreta y de la identidad que conforma para los demás dependiendo de a quién tenga enfrente.
Esa es la premisa, el punto de partida de Una, el unipersonal protagonizado por la actriz argentina Miriam Odorico que este sábado 14 volverá a presentarse en Montevideo, más precisamente en el Teatro Stella, y que en sus pasos anteriores por la capital uruguaya ya cosechó, por ejemplo, el premio Florencio a Mejor espectáculo extranjero en 2022.
Dirigida y escrita por el italiano Giampaolo Samà, adaptada de la novela Uno, ninguno y cien mil de Luigi Pirandello, la obra tiene como única protagonista en escena a Angélica Moscarda, una mujer que luego de un comentario de su esposo termina replanteando su identidad y en un viaje de autodescubrimiento para encontrar su esencia y la autenticidad verdadera.
Desde Buenos Aires, donde prepara además de esta función en Montevideo una obra que además dirigirá, y donde acaba de terminar de grabar la cuarta temporada de la serie El Encargado, así como la película Lo dejamos por acá, que protagonizan Ricardo Darín y Diego Peretti para Netflix, Odorico cuenta que cuando se encontró por primera vez con este texto se encontró con que planteaba preguntas que la actriz se hacía hace mucho tiempo.
“Lo leí y sentí que quería decirlo, porque eran preguntas que ya traía desde antes. Creo que son preguntas que una vez que el público las enfrenta, también los mueve, las personas salen muy movidas de cada función”, explicó.
Odorico contó que se enamoró del texto al notar que su personaje es una de esas personas que “somos todos”. Una cualidad universal que convirtió al libro de Pirandello en un clásico y que a pesar del siglo pasado desde la publicación de ese original en 1926 hasta ahora, con todos los lógicos cambios sociales y culturales, hace que siga siendo vigente.
Incluso esta búsqueda de identidad y la reflexión sobre los roles que cumplimos para los demás y cómo nos presentamos ante el mundo, lo que queremos que los demás vean sobre nosotros o las identidades que asumimos según el contexto resuenan particularmente en estos tiempos de pantallas y exposición constante ante el mundo. O al menos, ante nuestros seguidores en redes sociales.
La obra plantea además un cambio con respecto al material que adapta, ya que mientras que en el libro (y de hecho, en la versión original del libreto de la obra) su protagonista es un hombre, al pasar a ser interpretada por Odorico se agrega una capa extra a la historia, y la discusión interna que la protagonista plantea consigo mismo y con el resto del mundo pasa a tener un subtexto diferente, porque, explica la actriz: “Si un hombre se rebela contra las estructuras, es un revolucionario. Si lo hace una mujer, es una loca”.
“Tiene ese ‘¿quién soy?’ como punto de partida que a pesar de los cambios me interesó, tanto por lo que puede ser para mí como para el resto. Y a medida que pasa el tiempo y sigo haciendo la obra, me voy aceptando y también metiéndome más con el personaje”, relató la actriz argentina.
“En la vida actuamos por los roles que cumplimos (hijo, esposo, empleado), pero es una actuación más social, es la forma que le encontramos para funcionar con el resto. Al actuar en un escenario cumplís un papel, que en este caso se desdobla en varios, pero es mi trabajo, es lo que sé hacer”, agregó sobre la reflexión entre lo que ocurre en el escenario y cómo eso se traslada a su vida cotidiana.
Los desafíos de la obra
Odorico, dueña de una trayectoria que se reparte entre el teatro, la televisión y el cine desde hace cuatro décadas, reconoce dos grandes desafíos al momento de hacer Una.
Por un lado, el estar sola sobre el escenario. Es el primer unipersonal que hace en su carrera, y se encontró con que es particularmente exigente. “Estás como en un bote en el medio del mar”, comparó.
“No sabés lo que va a pasar hasta que estás frente al público, y a diferencia de estar con otros actores, la mínima distracción te lleva a cualquier lado. Si pasa cualquier cosa yo ya tengo decidido que hago que me desmayo y listo, porque no te podés salir” bromeó la intérprete.
En ese sentido, señala que más que en cualquier otro tipo de espectáculo teatral, el rol del público es clave, y es necesaria su plena atención. “Si alguien llega a sacar el celular en medio de la obra, aunque no suene, ya el ver el brillo de la pantalla en la cara de alguien te saca, te distrae, porque sentís que lo estás perdiendo”.
El otro desafío ocurre fuera del escenario, y viene dado porque el director es su esposo. “No es recomendable trabajar con tu pareja”, comentó Odorico. “SÍ es disfrutable, porque los dos compartimos una misma pasión, además de que te permite ponerte a trabajar en la obra cuando quieras, pero es difícil porque si bien entre actor y director tiene que haber una confianza mutua, en este caso el vínculo hace que la confianza sea excesiva”, explicó.
“Si nos peléabamos cortábamos los ensayos”, relató. “Esas cosas hicieron que fuera un proceso muy largo el de Una, pero como no había una presión económica o de tiempo, de que la obra tenía que salir en tal fecha, nos lo pudimos tomar. Y creo que ese tiempo de trabajo se percibe”, concluyó.
Las entradas para la función de este sábado 14 a las 21 horas están a la venta a través de la plataforma Redtickets.