19 de mayo 2025 - 23:10hs

Banco Sabadell está liberando capital mediante una operación de transferencia de riesgo que le permite disponer de recursos en forma rápida en plena cuenta regresiva para el veredicto final sobre la oferta del BBVA.

El mecanismo financiero permite a la entidad asegurar créditos contra default mediante la venta de títulos atados a esos préstamos a grandes fondos.

Sabadell utilizó la operación con una cartera de Pymes por 1.300 millones de euros.

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Todo hace pensar que Sabadell, hasta último momento, sigue buscando una “pareja”. Y se hace de fondos para estar listo en caso de encontrarla. Un banco de porte mediano o chico para frustrar la movida del gigante vasco.

Un mecanismo para transferir riesgo y disponer de más fondos

El objetivo es aumentar la disponibilidad de capital que, de otro manera, debería utilizarse para cumplir requisitos regulatorios. No es el único banco español que en estos días lo empleó.

También Caixabank emitió títulos para transferir el riesgo de una cartera corporativa de 2.000 millones de euros. CaixaBank está en conversaciones para adquirir Novo Banco SA, una entidad portuguesa.

En el mercado, se dijo que Sabadell había entrado en o con accionistas de Unicaja, que con un valor de mercado de unos 5.000 millones de euros, representa un tercio de la capitalización del banco catalán.

Es una entidad que además posee la ventaja de una base de accionistas muy concentrada, con más de la mitad del control en manos de cinco inversores. Entre ellos, Fundación Bancaria UniCaja, con 31%. Pero luego se desmintió que se estuviera avanzando en una posible compra.

Lo mismo habría ocurrido con un pequeño competidor, Abanca, que al hacerse públicas las conversaciones salió a asegurar no estar interesado en la operación.

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La popularidad de la transacción viene en ascenso. En la jerga se la conoce como SRT por sus siglas en inglés: Significant Risk Transfer. Cada vez más bancos utilizan esta forma de transferir el riesgo de ciertos activos mientras permanecen en sus balances pero quedan liberados de los requisitos regulatorios.

Se proyecta que a nivel global la emisión de títulos derivada de esta operación alcanzará los u$s 35 millones contra u$s 29 millones el año pasado y el grueso de ese monto se concentrará en Europa.

Por otro lado, existen varios competidores de menor tamaño que Sabadell podría abordar. Pero su estatus de blanco de una adquisición lo ata de manos legalmente. En el mundo de las fusiones, existe lo que se llama la “ivity rule”, algo así como la regla de pasividad.

En el mundo de las fusiones existe la "regla de la pasividad". Un principio legal según el cual el blanco de una adquisición no puede hacer nada para obstruirla ni para influir a sus accionistas. En ese marco, no es fácil para el Sabadell salir a buscar un acuerdo. En el mundo de las fusiones existe la "regla de la pasividad". Un principio legal según el cual el blanco de una adquisición no puede hacer nada para obstruirla ni para influir a sus accionistas. En ese marco, no es fácil para el Sabadell salir a buscar un acuerdo.

No es claramente algo que se venga acatando en este proceso. Pero el principio ordena que el management de la entidad debe permanecer neutral en el sentido de no hacer nada que pueda obstruir la compra o influir a los accionistas para frustrarla.

Desde este punto de vista, es difícil salir proactivamente a buscar acuerdos.

Sánchez prefiere que el Sabadell encuentre otro banco a su medida

Con la aprobación de los reguladores en materia de competencia estampada el 30 abril después de un año de la propuesta de adquisición, BBVA -el segundo banco español- ya está en principio en condiciones de llevar su oferta a los accionistas del banco catalán y someterla a su aceptación.

Pero la operación transita una última instancia que es la aprobación del presidente Pedro Sánchez, firme opositor a la compra del Sabadell, cuarta entidad del sistema con foco en las Pymes, e impulsor de la adquisición de otro banco doméstico de porte mediano para desactivar el plan del BBVA.

Sánchez debe decidir antes de fines de junio. La consulta pública que convocó -un referéndum que no plantea un sí o un no sino que recoge información cualitativa- deberá actuar como muleta popular en caso de ser funcional.

El mandatario tiene hasta el 27 de mayo para definir si la eleva al Consejo de Ministros.

En todo caso, Sánchez no puede bloquear la compra: impedir que el banco vasco compre acciones del catalán. Pero puede imponer condiciones duras, quizás lo suficiente como para desalentar la transacción.

Y puede impedir una "fusión legal", lo que limita algunos de los cambios que puede llevar adelante el BBVA incluyendo el área crítica de los recortes de costos.

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