9 de junio 2025 - 3:43hs

La tribuna del Palacio Vistalegre ardía y pedía sangre socialista.

Se dio cuenta Javier Milei y aprovechó el tumulto que habían provocado su aparición en el escenario y los acordes de La Renga para lanzar la frase más fuerte de la calurosa tarde madrileña.

“Muerte al Socialismo”, probó primero el argentino, comprobando que el horno sí estaba para bollos.

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“Si quieren, denle zurra al bandido local”, gritó en el furor de su entrada al Madrid Economic Forum.

Las más de 7.000 personas que habían llenado el estadio no se hicieron esperar. Entendieron que el meta mensaje estaba dirigido al presidente de España, y corearon fuerte y sin demasiada rima.

“Pedro Sánchez, hijo de puta…”. Fueron unos treinta segundos nomás, pero bastó para encender el entusiasmo.

Después empezó el discurso y el guión se ajustó bastante a lo pautado. Definiciones económicas; promoción del modelo argentino de su año y medio de gestión, y prudencia política para no poner en riesgo la relación bilateral con España.

Y una frase que empieza a despertar cada vez más curiosidad.

"En 2031, le habré devuelto a los argentinos 500.000 millones de dólares", dijo casi al pasar el Presidente. El silogismo aparece automáticamente. Si piensa en 2031, es porque ya está planeando la reelección en 2027.

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Los inversores de España que miran la macro de Milei

Más allá de las especulaciones sobre el futuro del Presidente, el punto es que hay muchos dirigentes y empresarios trabajando para recomponer el vínculo histórico, y sobre todo económico entre España y la Argentina.

El gobierno de Pedro Sánchez había nombrado primero al diplomático Joaquín de Aristegui como embajador español en Buenos Aires. Y el de Milei respondió meses después nombrando embajador argentino en Madrid al empresario Wenceslao Bunge.

En su primer o en Madrid, recibió a Edmundo Gonzalez Urrutia, el presidente electo de Venezuela al que chavismo le arrebato la victoria echando mano al fraude. Toda una definición de política exterior.

Lo cierto es que hay muchos inversores mirando los avances de la macroeconomía argentina.

El ajuste inicial de 5 puntos del PBI para el déficit fiscal, la baja de la inflación, la salida del cepo cambiario sin impacto sobre el dólar y, ahora, esperando una victoria electoral en las elecciones legislativas de septiembre y octubre.

Esta semana, el economista español y expositor de los importantes, Daniel Lacalle, reclamó en una entrevista con El Observador que sean España y las empresas españolas las que lideren el proceso de inversiones en la Argentina de Javier Milei.

Allí están puestas entonces las expectativas del país que sueña con volver a convertirse pronto en Investment Grade.

Por eso, Milei caminó por la cornisa de una nueva confrontación personal con Pedro Sánchez.

Arrancó golpeando al Socialismo, jugó con la metáfora del bandido local, pero no mencionó al presidente de España, ni a su esposa investigada por la Justicia ni a los hechos de corrupción que aparecen día tras día.

“Contra los socialistas de mierda, siempre voy a estar de su lado”, les concedió Milei a sus simpatizantes, en su mayoría ejecutivos, economistas, menores de 35 años, y quienes ovacionaron cada ataque contra el Estado de Bienestar y la sumatoria de impuestos que caracteriza a la economía sanchista de España.

Ahora le corresponde a Pedro Sánchez responder la estocada impersonal de Milei para comprobar si la relación bilateral entre España y Argentina queda a salvo de esta tercera visita del argentino a Madrid.

Sánchez puede ignorarlo a Milei. Puede responderle con alguna metáfora discreta, como la que usó el argentino, o puede doblar la apuesta y entrar de nuevo en un combate sin retorno que complique más las cosas.

Pero el presidente socialista tiene sus propios problemas domésticos.

Después de una semana de audios comprometedores que lo enfrentaron a los investigadores de la Policía de España, y del recrudecimiento de las internas en el Partido Socialista, sus adversarios del Partido Popular lideraron un acto multitudinario en la Plaza España de Madrid en el que se reclamó la renuncia de Sánchez y un llamado inmediato a elecciones.

Con un eslogan inquietante: "Mafia o democracia".

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La jugada de Díaz Ayuso para diferenciarse

Allí estuvieron los dos dirigentes más importantes del Partido Popular. Su presidente, Alberto Núñez Feijóo, y la poderosa presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien unos minutos después de su discurso madrileño marchó a encontrarse con Javier Milei, ataviada todavía con el mismo vestido blanco.

Es cierto que el dirigente político preferido de Milei sigue siendo su amigo, Santiago Abascal, con quien se había encontrado el sábado, y al que siempre le agradece su hospitalidad en Madrid cuando él apenas un diputado argentino al que nadie tenía en cuenta.

Pero la reunión entre Milei y Díaz Ayuso adquiere un valor significativo.

La madrileña está mucho más cerca de convertirse en la adversaria presidencial de Sánchez que Abascal, e incluso podría reemplazar a Núñez Feijóo si se comprueba que el dirigente gallego no consigue sumar los votos del PP y de Vox para llegar a la Moncloa, tal como le sucedió de 2023 para quedarse a las puertas del gobierno.

Díaz Ayuso viene de abandonar la reunión de presidentes comunitarios en Barcelona, bajo protesta porque querían hacerle usar pinganillos (auriculares) para comprender los discursos de los catalanes y vascos más ultras que impulsan la confirmación de sus lenguas regionales como idiomas oficiales de España.

Otra de las concesiones del socialista Pedro Sánchez a cambio de los votos ajenos que lo mantengan como sea en el poder. También les perdonó sus deudas, financiadas por el resto de los españoles.

Díaz Ayuso paga un costo electoral futuro en Cataluña y en el país vasco con su maniobra de riesgo, pero también inicia un despegue político del resto de los dirigentes del Partido Popular.

Si alguna vez llega a presidir España, este habrá sido el punto de inflexión para diferenciarse de los dirigentes de su partido.

Por estas cuestiones, Milei la sigue teniendo muy en cuenta.

Rescata esa valentía de Díaz Ayuso para mantenerse en sus posiciones. Como cuando algunos dirigentes (incluso varios dentro de su partido), le pidieron que retirara la medalla de Madrid que le había otorgado al argentino por la polémica que rodeó hace algunos meses a la operación con la criptomoneda Libra.

Si los enemigos en común generan acercamientos, se puede decir que Javier Milei e Isabel Díaz Ayuso van consolidando un vínculo que atraviesa los diez mil kilómetros a través del océano Atlántico.

El enemigo de ambos, está claro, es Pedro Sánchez.

Y, aunque Milei puso en stand by la batalla personal contra el socialista español, el argentino espera con ansiedad la hora señalada en la que pueda gobernar España alguien más cercano a su pensamiento.

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