La recia oposición de Pedro Sánchez cuando en mayo del año pasado se hizo la oferta por el banco catalán es pública e indisimulable. Un simple bloqueo de la operación -que está en sus facultades-, tras la aprobación del regulador, era todo lo necesario.
Pero mejor una consulta pública. Y que la decisión resulte inexorablemente dictada por el consenso popular.
Política aparte, vale aclarar que el Gobierno español no puede impedir que el BBVA adquiera acciones del Sabadell en el mercado, más allá de su derecho de bloquear la venta.
De ahí la ironía de que, eventualmente, el BBVA podría terminar siendo un accionista aún cuando no le permitan tomar el control de la entidad.
Ahora, esta movida del segundo banco español por valor mercado -que ha requerido enorme paciencia- es una pieza de un rompecabezas estratégico que va mucho más allá de un capricho por el Sabadell. El BBVA está cambiando su modelo de negocios.
Pero veamos primero cómo sigue la historia tras la convocatoria de la consulta:
BBVA-Sabadell: los tiempos se alargan
- El 30 de abril la autoridad competente de España, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), aprobó la unión de ambos bancos que pasarían a conformar la segunda entidad del sistema por volumen de crédito tras Caixabank.
- Eso sí, estableció una serie de compromisos que debe asumir BBVA tan estrictos y condicionantes que no tienen paralelo en la historia española. Con ese visto bueno, Pedro Sánchez entra en escena.
- El Gobierno debe ahora decidir si aprueba o no la venta. Tiene la última palabra. Desde un principio se mostró en contra argumentando que perjudicaría la competencia y a las pequeñas y medianas empresas.
- Según el manual, Pedro Sánchez cuenta ahora con 15 días hábiles para decidir si va a analizar la propuesta de BBVA y si opta por avanzar, tiene 30 días para comunicar su veredicto.
- BBVA hizo una oferta por 13.000 millones de euros (u$s 14.800 millones). La entidad ofrece una nueva acción y 0,70 euros en cash por cada 5.3456 acciones ordinarias del Sabadell.
Las dos grandes revoluciones del negocio del BBVA
El BBVA se está diversificando geográficamente.
Esto implica bajar la exposición en mercados emergentes, donde hoy es muy fuerte y aumentarla en otros mercados, entre ellos el español, de donde provienen el 35% de sus ganancias, 10 p.p. menos que México, el origen de casi la mitad de sus beneficios (46%).
Acá entra en juego el Sabadell, cuyo principal atractivo es ganar rápidamente exposición doméstica, ya que es el cuarto mayor prestamista del sistema.
Existe además una complementariedad de negocio ya que el foco en Pymes amplía la cartera del BBVA, muy concentrada en banca minorista.
No es un mal momento para reducir la dependencia de emergentes. En su momento fue Turquía. Y ahora México, una de las economías que más heridas pueden resultar de la guerra comercial.
Así y todo, el banco español no está pensando en una retirada.
Con la baja de tasas, el negocio retail ya no es lo que era
Ahora, el BBVA también está creciendo en otros mercados pero como consecuencia del desarrollo de una línea de negocios poco explotada hasta ahora: la banca corporativa y de inversión (CIB por sus siglas en inglés).
Su gran fuente de ingresos, al igual que para su gran competidor el Santander, fue siempre el “retail”, el universo del ahorrista minorista y la miríada de productos que orbitan a su alrededor.
Pero con la baja de las tasas, el negocio ya no es lo que era y es necesario salir a cazar otro tipo de clientes.
Y el BBVA está bastante adelantado en la carrera. Según el CEO de la entidad, Onur Genc, la participación de la banca corporativa y de inversión en el total de ingresos del banco se ubica alrededor del 15%, al doble que la de los rivales.
El banco se trazó como meta duplicar los ingresos de esta división para 2029 en relación al 2024, cuando dejó una ganancia de 5.800 millones de euros (+22% interanual).
¿Cómo va a conseguirlo? Ya está trabajando en eso. Planea una mega- expansión de su oficina en Brasil y está contratando contrarreloj.
Por un lado, incrementó en más de 50% su personal en Reino Unido, donde se propone duplicar los ingresos de la banca de inversión en los próximos años.
Además, aumentó en casi un tercio sus empleados en EE.UU. y viene ampliando el hub de sustentabilidad que posee en Houston, un proyecto que arrancó en septiembre del año pasado con el desafío de financiar la transición energética en EE.UU.
Sabadell es una pieza estratégica vital para el BBVA porque es el mercado español. Es el mercado donde están sus raíces. Y porque la sinergia potencial es tentadora.
Pero es una pieza más en la estrategia pragmática de un banco global que está podando debilidades que alguna vez fueron fortalezas.
El interés por el Sabadell a esta altura es innegable. Pero el desgaste político con toda esta puesta en escena lo sufrirá Pedro Sánchez. BBVA, en todo caso, buscará otro candidato.